Para el director.
Salmo de David.
El corrupto dice en su corazón:
“No hay Dios”.
Han pervertido y corrompido sus obras;
no hay quien haga bien.
El Eterno, desde el cielo,
observa a los hijos del hombre
para ver si hay un hombre de entendimiento,
alguien que busque a Dios.
Todos se han alejado, todos juntos se han corrompido,
no hay quien haga el bien,
no hay siquiera uno.
¿No comprenden, acaso,
todos los que obran mal,
los que devoran a mi pueblo
como si devoraran pan,
que al Eterno no han invocado?
Allí serán aterrados de miedo,
porque Dios está presente en la generación de los justos.
Despreciáis el consejo del humilde,
porque el Eterno es su refugio.
¡Quién concediera de Sión
la salvación de Israel!
Cuando el Eterno haga retornar
del cautiverio a Su pueblo,
se alegrará Yaacob, se regocijará Israel.
